EL MECANISMO DEL ESTRÉS, por Lucila Barbero

          El estrés es una de las principales causas que conspiran contra nuestro bienestar, y aunque se habla mucho de él, la mayoría de la gente desconoce el mecanismo que lo dispara. Además, una de las grandes dificultades para poder manejarlo es tomar conciencia y aceptar que lo estamos experimentando.
El mecanismo del estrés en nuestro cuerpo hoy es el mismo que tenía el hombre primitivo hace miles de años. El cuerpo sigue siendo el mismo, lo que han cambiado son los estímulos estresantes y lo que nos sucede después.
Cuando el hombre primitivo, a través de los sentidos detectaba peligros, le subían las pulsaciones, se transpiraba y el cuerpo segregaba grandes cantidades de adrenalina, cortisol y otras hormonas que le permitían rápidamente una gran liberación de energía para huir o atacar. Pasado el peligro, el cuerpo solo se iba nivelando.
Las amenazas que nos acechan hoy distan mucho de aquellas que tenía el hombre primitivo. Hoy se trata de problemas de trabajo, problemas en la familia, en las relaciones. La hipercomunicación y los medios también colaboran para que nuestros niveles de ansiedad y estrés estén siempre altos y el cuerpo no alcanza a nivelar las hormonas de las que hablábamos antes, y estas van acumulándose y circulando permanentemente por la sangre, desequilibrándonos y haciendo que nuestro sistema inmunológico se debilite y quedemos más propensos a adquirir enfermedades, tener problemas cardíacos, úlceras, diabetes, obesidad, trastornos de ansiedad y hasta caer en la depresión. Las personas expuestas a altos niveles de estrés, comienzan a tener dificultades en la memoria y el aprendizaje, dificultades para procesar el lenguaje correctamente, para concentrarse, para resolver problemáticas de la vida diaria y para desempeñar sus tareas correctamente. El estrés laboral afecta a las familias y viceversa.
La mejor manera de manejar el estrés es, como decíamos antes, aceptar que lo tenemos y hacer algo para contrarrestarlo. Necesitamos descansar mejor, caminar más, hacer ejercicios simples, o de yoga o tai chi, practicar meditación, técnicas de respiración, cuidarnos en las comidas, cultivar los lazos de amistad y familiares, aprender a manejar nuestro tiempo y ser más creativos en nuestro trabajo.
Ya mismo podés hacer el siguiente ejercicio: Respirá profundamente dos o tres veces sintiendo cómo te relajás un poco más en cada respiración. Cerrá los ojos y visualízate descansando en un lugar apacible. Disfrutá de ese recreo interior unos instantes y decite que al abrir los ojos vas a sentirte tranquilo y relajado.
También podés utilizar mi CD de Relajación Profunda, que podés conseguir en la librería El Garaje o la disquería Imagina o el Drugstore MG, y dejarte guiar por mi voz en el ejercicio.
En  las siguientes entregas seguiremos compartiendo ideas para tu bienestar.
¡A tu salud!

Artículo publicado en La Columna del Bienestar del Suplemento del Vecino, del diario La Auténtica Defensa de la ciudad de Campana, Buenos Aires, Argentina.

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